Introducción:
El taoísmo es un
movimiento muy amplio y poco homogéneo, no es una doctrina como tal, ni un
sistema de creencias, sino que es algo más parecido a una experiencia personal.
Es una forma de vivir y de entender el mundo, alejado de la sistematización y
de los dogmas, lo que originó numerosas tendencias. Fue el historiador Sima Tan
(o Sima Qian) en el siglo -I, quien agrupó todas estas tendencias bajo el
nombre de "escuela taoísta", en su obra "Memorias
históricas".
Las fuentes del taoísmo se remontan a los primeros desarrollos de la antigua cultura china, alrededor del río Amarillo, por esto la importancia de las metáforas del agua, de la corriente y del curso natural de las cosas en sus ideas.
Las fuentes del taoísmo se remontan a los primeros desarrollos de la antigua cultura china, alrededor del río Amarillo, por esto la importancia de las metáforas del agua, de la corriente y del curso natural de las cosas en sus ideas.
El Yin y el yang, conceptos principales del taoismo:
El yin y yang son dos
conceptos del taoísmo, que
exponen la dualidad de todo lo existente en
el universo. Describe las dos
fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en todas
las cosas. El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la
pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el cielo, la luz,
la actividad y la penetración.1
Según esta idea, cada ser, objeto
o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a
su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado
puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación.
Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde
otro punto de vista. En este sentido, la categorización sólo lo sería por
conveniencia. Estas dos fuerzas, yin y yang, serían la fase siguiente después
del tao, principio generador de todas
las cosas, del cual surgen.
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